Hablemos de ligamentos (esguinces)
El ligamento es una estructura anatómica presente en las articulaciones, en la unión de dos segmentos óseos y en zonas de cartílago. Se presentan en forma de banda por lo tanto su función es la de estabilizar las articulaciones, permitiendo los movimientos fisiológicos. Asímismo limitan aquellas direcciones de movimiento que pueden ser dañinas para la articulación en cuestión.
Por los componentes que lo forman el ligamento tiene cierta propiedad elástica, a diferencia de los tendones que no soportan ningún tipo de "estiramiento". Este pequeño componente elástico les permite cierta adaptación a los movimientos de la articulación y aún cuando dos segmentos óseos se separan el ligamento los contiene y mantiene a salvo la integridad de la articulación.
Pero existen casos en los que el ligamento no puede soportar las fuerzas de tracción y se estira más allá de sus posibilidades. En este caso ya estaríamos hablando de esguince, es decir, lesión del ligamento. Existen varios tipos de esguinces dependiendo del la gravedad de la lesión:
- Grado I: leve distensión del ligamento, también conocida como entorsis. Es una distensión parcial en la que no hay rotura del ligamento. Es habitual que se refiera dolor e inflamación en la zona pero con un tratamiento de fisioterapia se recobrará una función normal al cabo de unos días.
- Grado II: en este caso además de una clara distensión también existe una rotura parcial del ligamento. La clínica es similar al grado anterior pero debido a la pérdida de continuidad de ligamento la fase de recuperación será mayor.
- Grado III: el ligamento sufre una rotura total o también puede haber un arrancamiento óseo en una de las inserciones del ligamento en el hueso. El tratamiento de elección es quirúrgico en este caso, procediendo a la unión de los segmentos del ligamento o la reinserción en el hueso.
Grado I, II y III |
Ahora voy a utilizar como ejemplo uno de los esguinces más comunes para dar una serie de recomendaciones. El esguince de tobillo (ligamento lateral externo) es el más frecuente en niños y adultos sobre todo al practicar cualquier actividad física.
TRATAMIENTO
En los primeros días:
- Reposo + hielo + compresión + elevación: en esta fase el reposo es fundamental para una pronta recuperación y el hielo para combatir la hinchazón, al igual que un vendaje que comprima el tobillo-pie pero sin llegar a provocar dolor o sensación de mucha presión en la zona vendada.
- En esta fase también es conveniente realizar un leve masaje drenante para evacuar todos esos productos de desechos que se forman con la hinchazón, productos que nos interesa evacuar de la zona lo antes posible.
- Arcilla roja: conocida por su absorción de toxinas, muy indicada en problemas circulatorios y también ayuda a aliviar el dolor en las zonas inflamadas. Se encuentra fácilmente en herbolarios.
- Fisioterapia: acudir al fisioterapeuta lo antes posible para atajar el dolor y la inflamación de manera temprana. Ultrasonidos, vendajes funcionales o masajes evacuadores son sólo algunas de las herramientas de las que disponemos para tratar este tipo de patologías.
- Baños de contraste: vuelven a aparecer en este blog ya que sus beneficios se pueden aplicar un gran número de patologías.
A partir de la segunda semana
- En esta fase el dolor y la inflamación ya deberían ir a menos. Debemos abandonar paulatinamente el reposo y dar pequeños paseos pisando siempre con el pie plano.
- Se puede continuar con la arcilla roja y los baños de contraste si vemos todavía algo de hinchazón.
- El fisioterapeuta podrá utilizar el Masaje Transverso Profundo para ayudar a una cicatrización ordenada del ligamento.
Fase final
- La hinchazón y el dolor ya son cosas del pasado, puede que aún haya alguna molestia en algunos movimientos pero el pie (en este caso) ya puede hacer vida normal cargando cada vez más peso del cuerpo.
- Es conveniente trabajar los receptores sensitivos del pie a través de la propiocepción. Ejercicios de equilibrios y coordinación que el fisioterapeuta indicará para cada caso.
- Potenciación y fortalecimiento muscular: esto es importante ya que una vez que el ligamento se estira no vuelve del todo a su estado anterior por lo que su función estabilizadora puede verse mermada. La potenciación de la musculatura local, en este caso de los peroneos, ayudará a mantener una mejor estabilización del tobillo.
Estas fases son sólo orientativas para los grados I y II, pueden cambiar dependiendo de la gravedad de la lesión y del estado anterior. Otras articulaciones que suelen sufrir esguices además del tobillo son: la rodilla, la muñeca y el hombro.
En los casos de grado III la fisioterapia suele tener un protagonismo temprano para luchar contra el dolor y la inflamación. En los casos que fuese necesaria una inmovilización con yeso o escayola, la recuperación funcional de los movimientos del tobillo y el pie será otro de los objetivos en la agenda del fisioterapeuta.
Si teneis cualquier duda o comentario ¡ya sabeis!
¡Nos vemos en la próxima entrada!
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