¿Por qué no trabajo con seguros de salud?

Cuando empecé a hacer planes para tomar la iniciativa y emprender un negocio propio, una clínica propia, ya tenía en mente que no quería trabajar con seguros de salud privados. Quizá fuese de las pocas cosas que tenía completamente claras y a día de hoy, no puedo estar más contento de esa decisión. Pese a esto pensaba que el hecho de no vincularme a ninguna entidad aseguradora podría significar perder una buena parte de número de pacientes y por lo tanto de ingresos, que al fin y al cabo es por lo que decidí emprender, tener un medio para poder poner un plato de comida en la mesa día tras día.



Quizá esperaba que me hiciesen esa pregunta con más frecuencia pues, cuando inauguré en 2012, España estaba (y todavía está) en medio de un gran follón de nombre crisis. Tener un seguro que salud que incluya fisioterapia puede suponer un gran ahorro si necesitas ponerte en las manos de un fisioterapeuta habitualmente. Lo mismo pasa con el servicio de rehabilitación del hospital o centro de atención primaria, pero en ambos casos tienen un límite en la duración del tratamiento, salvo que sea algo muy grave.

Un fisioterapeuta privado puede resultar caro si se piensa solamente en el apartado económico, pero lo cierto es que como profesional sanitario tenemos una gran accesibilidad y como el tiempo de reacción suele ser rápido, solemos evitar complicaciones y en la mayoría de los casos obtener resultados y evitar así saturar el Sistema Nacional de Salud (SNS) con casos que aunque cursen con dolor e impotencia funcional, son de poca relevancia clínica. Si a esto le sumamos que para acudir a un médico traumatólogo pueden pasar varios meses, pueden ocurrir dos cosas:

  1. Remisión de los síntomas. cuando aparece el proceso incapacitante es posible que pidamos cita con un traumatólogo del SNS y tras varios meses de espera, es muy probable que los síntomas hayan desaparecido e incluso, en caso de permamecer sean distintos en cuando a localización e intensidad.
  2. Empeoramiento. Con el tiempo los síntomas van a más y lo que al principio tenía una solución soportable, puede que tras esa espera el pronóstico sea distinto. Esto es como la bola de nieve que rueda ladera abajo, conforme va avanzando se hace más y más grande.

¿Por qué solo trabajo de forma privada?

  • Anamnesis completa. Siempre me tengo un paciente nuevo, suelo detenerme un largo para cumplimentar unas hojas referentes a la anamnesis que incluyen cuestiones como ¿Por qué estás aquí? ¿Como ha ocurrido? ¿Si tienes dolor, este es continuo o intermitente? Preguntas referentes al episodio actual y otros antecedentes (si los hubiere) que me ayudan a hacer una primera idea de lo que le pasa a mi paciente y a qué puede ser debido.
  • Exploración física. Este apartado también es importante, pues en esta fase se realizan los tests y pruebas físicas necesarios para intentar llegar a identificar la causa del problema de mi paciente. Quizá sea un apartado de constante evolución, pues la fisioterapia está en constante cambio, debido al gran peso que está logrando la evidencia científica que echa por tierra algunos métodos de valoración mientras que, al unísono ofrece alternativas.
  • Combinación de tratamiento pasivo y activo. Como parte del tratamiento de fisioterapia puede haber un componente pasivo en el que el fisioterapeuta adquiere todo el protagonismo durante el mismo o un componente activo en el que el paciente, bajo supervisión del fisioterapeuta, realiza maniobras, ejercicios específicos y estiramientos que ayudan a la resolución de su problema, lo que otorga a la persona una responsabilidad más allá de la de acudir a su fisioterapeuta y echarse en una camilla.
  • Un paciente a la vez. El hecho de sentirse "abandonado" es un detalle importante que me comentan casi todas las semanas pacientes que han recibido tratamiento en otras clínicas. En mi caso no es así, suelo tratar siempre a un paciente a la vez (salvo raras excepciones) lo que otorga un gran nivel de confianza fisioterapeuta-paciente y por consiguiente una mayor adherencia al tratamiento. Si a esto añadimos la ausencia de terceros escuchando atentamente los problemas, preocupaciones y sentimientos más personales, se traduce en un clima de sosiego, trabajo y concentración. Por otro lado la supervisión constante de cada paciente hace inviable que pueda atender a más de un paciente a la vez.
  • Una hora de tratamiento. Entiéndase de media ya que la primera sesión suele llevar un poco más de tiempo por lo mencionado anteriormente (anamnesis, exploración,...). Por lo tanto no incluye solo la parte del tratamiento propiamente dicho, sino que también la realización de valoraciones cada poco tiempo para identificar cambios no solo en el dolor, sino también en el movimiento.
  • Educación. Por lo general mis pacientes vienen educados de casa. Bromas a parte, tengo a bien dedicar unos minutos a explicar a mis pacientes los mecanismos que originan sus problemas (o al menos los que a mi me competen). Creo que un paciente informado es una persona más sana, más colaboradora, con mayor adherencia al tratamiento y centrada en el objetivo de mejorar su situación, ya sea en términos de calidad y cantidad de movimiento o de las escalas de dolor.
  • Existe un último por qué, pero no por ello menos importante. Las compañías aseguradoras tienen unas tarifas para pagar los servicios de los profesionales sanitarios, no lo fisioterapeutas, médicos de distintas especialidades, psicólogos, nutricionistas, podólogos,... Por lo general esas tarifas que se reciben por parte de estas compañías suponen una gran diferencia si se compara con los honorarios que se suelen recibir de forma privada. En caso de los fisioterapeutas, el precio medio de una sesión se encuentra en torno a los 20-25€, que se traducen en 5-7€ si esa misma sesión es abonada por una entidad aseguradora. Es por este motivo que, en estos tiempos, he visto como compañeros de profesión han tenido que echar el cierre de sus clínicas pese a que tenían a agenda completa con pacientes procedentes de seguros de salud.

Estos seis puntos no los encontraréis en clínicas de fisioterapia que trabajen con seguros de salud o reciban pacientes del SNS. No hablo por hablar, he trabajado en algunas clínicas que tenían concierto con seguros o el SNS y puedo afirmar y afirmo que no se hacen anamnesis más allá de lo que el paciente va contando mientras lo tratas "a ciegas". No existe ni un mínimo de exploración física, ya que con anterioridad han pasado por el médico y "se sobreentiende que el paciente ya ha sido explorado". El tratamiento es mayormente pasivo y si tiene un componente que realiza el paciente, este se hace con mínima o nula supervisión. Un solo fisioterapeuta que trabaje en estas clínica suele tener varios pacientes a la vez, por lo tanto el tiempo de sesión se reduce drásticamente por que económicamente es la única solución de rentabilizar el tiempo y poder así sobrevivir ante las paupérrimas tarifas que ofrecen las entidades de seguros de salud.

Por estos motivos no trabajo con seguros de salud.

PD: todo mi respecto a aquellos compañeros que aunque trabajan en este tipo de clínicas y pese al poco tiempo del que disponen, intentan y me consta que consiguen ofrecer una asistencia de calidad.

Muchas gracias por la lectura.

¡Nos vemos en la próxima entrada!
Hermes CR.

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