Hay vida después del tabaco
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una adicción que deja un rastro de 5 millones de muertes al año. Aunque legal no deja de ser una droga más ya que provoca dependencia física en los usuarios y síndrome de abstinencia en aquellos valientes que intentar apartarse de su camino que lleva inevitablemente a una enfermedad pulmonar o mismamente a la muerte.
Cuando se le pregunta a un fumador: ¿Porqué fumas? A menudo la respuesta más utilizada es: Por qué me relaja. Una frase curiosa ya que el tabaco es un estimulante del organismo al nivel de la cafeína, aumenta el ritmo cardíaco, se eleva la tensión arterial por una vasoconstricción de venas y arterias, efecto en el organismo que tardan al menos 20 minutos en reestablecerse tras apagar el pitillo.
A las 48 horas de dejar de fumar mejoran los sentidos del gusto y el olfato y disminuye el riesgo de ataque al corazón y ya cerca del año se eliminan por completo todas aquellas consecuencias derivadas del tabaquismo, tales como tos, congestión, fatiga y dificultades respiratorias.
Pero todo esto es petaca minuta si lo comparamos con otros efectos a largo plazo derivados del tabaquismo: enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (asmas, bronquitis crónica,...), cáncer de pulmón, infarto de miocardio, cáncer de laringe, cáncer de cuello de útero e impotencia funcional por citar solo unos pocos.
Pero no todo es oscurantismo, aquella persona que decida abandonar el tabaco siempre tiene una puerta semi-abierta y basta con cortar los lazos con esta droga legal para volver a disfrutar de una vida plena.
Hoy he sabido a través de Twitter de la existencia de un programa europeo llamado: Staying Clean, básicamente es un estudio que demuestra que la práctica moderada o intensa de ejercicio reduce las ansias de fumar, puesto que el ejercicio físico produce la liberación a nivel cerebral de sustancias tales como las endorfinas, que nos hacen sentir bien.
A raíz de este estudio se ha incluido la práctica de ejercicio físico en los programas de abandono del tabaquismo con muy buenos resultados. Concretamente el plan de ejercicio físico comprendía: bicicleta estática, tapiz rodante, natación y todo tipo de ejercicio aeróbico que de una frecuencia cardíaca de reserva entre el 40 y el 80%. Incluso cantidades pequeñas de ejercicio como caminar durante 15 minutos o realizar ejercicios isométricos durante 5 minutos conseguía reducir las ansias de fumar.
Resumiendo, lo peor que se puede hacer cuando uno quiere dejar de fumar es quedarse en casa, en el sofá o siguiendo un ritmo de vida de sedentario, de este modo se está abocado al fracaso. En cambio, la realización de un ejercicio moderado al menos 3 veces a la semana está comprobado que disminuye el ''mono'' y conseguiremos ponernos en forma rápidamente. Esto se llama ''matar dos pájaros de un tiro''.
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