El cansancio de las piernas cansadas
Llegó el verano - bueno, más bien llegamos más de un mes disfrutándolo- se acabó el cole, los exámenes, los pajarillos cantan cuando te levantas por la mañana, empiezan las vacaciones y todo el mundo parece feliz portando una luminosa sonrisa en su cara. Pero, un momento, ¿todo el mundo se siente así en verano?
En la estación veraniega es como si los dolores músculo-esqueléticos se difuminasen, el umbral del dolor se eleva y parece que nuestros niveles de endorfinas rozan el máximo. Pero no todo el mundo comparte esta idea, hay personas que sienten molestias en sus piernas, incluso dolor e hinchazón que indudablemente empeoran en los meses de más calor.
Drenaje linfático |
Es un tema recurrente verano tras verano, pacientes que me llegan a la clínica y me dicen textualmente: "cuando hace mucho calor mis piernas me molestan mucho, me pican, llegan a doler bastante y sobre todo están muy hinchadas".
Seguro que más de uno o una se ha identificado con el párrafo anterior, es de libro y se llama Síndrome de "piernas cansadas" o "piernas hinchadas". Pero, ¿qué es el síndrome de piernas hinchadas?
Antes de empezar deberemos conocer un poco más nuestro sistema circulatorio o vascular. En el colegio ya nos decían que el sistema circulatorio estaba formado por arterias que llevaban la sangre oxigenada desde el corazón hasta el resto del cuerpo (músculos, órganos, articulaciones,...) y las venas recogían esa sangre pobre en oxígeno y rica en dióxido de carbono de vuelta al corazón.
Por el momento vamos bien, hay una tercera estructura que forma parte del sistema vascular y se llaman conductos linfáticos. Estos conductos se encargan de transportar todas aquellas sustancias que por su tamaño no pueden ser transportadas en el sistema venoso, al conjunto de estas sustancias se denomina linfa.
Aquí es donde entra en juego el calor del verano provocando una vasodilatación en las venas, es decir, las paredes de las venas se "relajan", la presión de la vena disminuye, la velocidad de circulación disminuye y la sangre se "apelmaza".
Por consiguiente, nuestras piernas se hinchan por que se acumula linfa en ellas, es decir, tanto el sistema venoso como el linfático no son capaces de hacer retornar parte de la sangre y parte de la linfa. Es necesario recordar que este retorno debe hacer en contra de la gravedad, un factor muy a tener en cuenta en estos casos.
Por ahora sabemos que las piernas duelen y se hinchan por que se acumula sangre y linfa pero detrás de ese síndrome hay factores que pueden facilitar este estado o incluso agravarlo:
- Mal apoyo plantar: es un factor contribuyente del síndrome de piernas hinchadas. Normalmente las personas que poseen un pie plano se les observan unos tobillos deformados por la hinchazón en forma de tubo o cilindro. Esta hinchazón se produce a lo largo del tiempo por torceduras o lesiones de los capilares a nivel del tobillo que quedan inutilizados en su acción de retorno venoso.
- La artrosis: se puede afirmar que es el signo óseo más frecuente en la población. Habitualmente se observa en la población a partir de los 50 años, una rodilla de 50 años se parece más a una rodilla de 80 años por su desgaste óseo, pero la actividad que debe realizar es mayor de la que puede soportar. Por lo tanto se inflamará y producirá materiales de deshecho que irán a parar a las vías linfáticas, aumentando la carga de trabajo de éstas.
- La obesidad: este factor influye en los dos anteriores. A más obesidad, más peso deberán soportar los pies y si a eso le sumamos que los pies ya tienen cierta deformación hacia pies planos se multiplica el efecto de que aparezca la hinchazón en las piernas. La obesidad también incide directamente sobre la artrosis, así si se aumenta la carga sobre la articulación también lo hará el desgaste de dicha articulación.
- La inactividad: es posiblemente la principal causa de este síndrome que estamos abordando. La contracción de los músculos hace un efecto de bombeo sobre el sistema de retorno que facilita su movimiento de vuelta hacia el corazón. Parece obvio que si disminuimos el número de veces que los músculos de las piernas ejercen su función de bombeo finalmente haya un exceso de líquido en las piernas.
- Las varices y la insuficiencia venosa profunda: en muchos casos puede que estemos ante piernas varicosas, que nos indicará que algo no funciona como debería en el sistema venoso y linfático. Podemos encontrarnos con el supuesto caso de que las venas internas hayan dejado de realizar su función a causa de una trombosis, por lo tanto las venas superficiales tienen que suplir ese déficit realizando un trabajo para el que no han sido diseñadas. A partir de este punto es cuando las venas superficiales se dilatan por el aumento de su carga de trabajo, esto permitirá que al no poder transportar tanto volumen vaya a parar a los conductos linfáticos por lo que el sistema se sobrecargará y aparecerá la hinchazón en las piernas.
En la mayoría de los casos expuestos el síndrome de piernas cansadas se resuelve al tratar directamente la causa principal que lo provoca. Así es, si se trata ortopédicamente la deformación del pie plano, si se adecua la actividad de esa rodilla artrósica, si se baja de peso, si uno se vuelve más activo y favorece el bombeo muscular seguramente el síndrome mejorará o se resolverá en gran medida. Cabe destacar que la solución de las venas varicosas debe estudiarse por facultativos especializados puesto que en muchos casos la circulación de las venas superficiales es la única vía de retorno para la sangre pobre en oxígeno.
Y por último, como siempre me gusta barrer para casa. La fisioterapia puede ofrecer un método paliativo en el tratamiento de este síndrome, ayudándonos de herramientas tan útiles como el drenaje linfático manual, el sistema de presoterapia y vendajes de Kinesio Tape por citar algunos ejemplos. Estos métodos de tratamiento no solucionan el problema de raíz pero sí aportan su grano de arena hacia el éxito y por eso en los últimos años ha aumentado su demanda en los centros de Fisioterapia.
Aunque como todo, lo mejor es la prevención para evitar males mayores.
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