Tacones, ¿estética o salud?


¿Qué prima hoy en día, la estética o la salud? La respuesta habitualmente es rápida e intuitiva, prima la estética por encima de todo, incluso sobre la salud. La estética tiene como gran abanderada a la moda y el calzado como su vanguardia. Esto quiere decir que el calzada es moda es estética y es menos salud, cuando en realidad debería ser todo lo opuesto. Los pies forma la base de nuestro cuerpo y como tal deberían recibir unos cuidados especiales.

Cuando hablo de que el calzado no es salud, obviamente me estoy refiriendo a un calzado determinado, al calzado de tacón y de gran altura concretamente. Hoy en día es habitual ver mujeres con tacones de unos 10-15 centímetros de altura, una total aberración para la salubridad de nuestros pies y en consecuencia de nuestras rodillas, caderas, pelvis, columna lumbar, cintura escapular, en fin de todo nuestro organismo.

Algunas de las consecuencias de un calzado inapropiado

Anatómicamente hablando el talón de nuestros pies está preparado para recibir el 80% de nuestro peso, mientras la zona del antepie, cuyo apoyo en el suelo recae en las cabezas de los metatarsianos recibiría el 20% restante. Esto sería lo ideal pero no ocurre así con los zapatos de tacón. Hay estudios que afirman que un tacón de más de 4 centímetros de altura es capaz de invertir este reparto de fuerzas, es decir la parte del antepie pasa a recibir el 80% del peso y el talón el 20%, por no hablar de los de 15 cm.

Esto es desastroso para nuestros pies, nos intentan avisar primero con unas molestas ampollas, callosidades, rozaduras en zonas "vírgenes". Cuando hacemos caso omiso a estos avisos suelen aparecen: metatarsalgias (dolor en la cabeza de los metatarsianos), Neuronas de Morton (indeseables atrapamientos de nervios en el 3er y 4º metatarsiano e incluso entre el 2º y el 3º), fracturas por stress, dedos en martillo, juanetes y otras muchas patologías del pie. Tengo algunos amigos podólogos que me dicen: "es malo para ellas, bueno para nosotros" y con toda la razón.

Pero estos problemas derivados de este tipo de calzado no se limitan a los pies. Es lógico pensar que al modificar la base de una estructura, toda ella se modifique en la misma proporción: alteraciones en las rodillas, cambios posicionales en la pelvis y columna lumbar todo provocando asimismo otras patologías que habitualmente cursan con dolor en estas zonas. Lo más curioso es que casi nunca se le echa la culpa al calzado cuando en un alto porcentaje de los casos tiene mucho que ver.

Lo ideal sería llevar un tacón de un 1 cm. como el calzado de caballero pero de todos modos que no superen los 4 centímetros, para así no invertir cargas e impedir que nuestros pies sufran innecesariamente.

La intención de este artículo no es declararle la guerra a la moda pues es una lucha perdida de antemano. Como fisioterapeuta aconsejo limitar el uso de este calzado, cuidar nuestros pies masajeándolos con un poco de crema hidratante o un aceite esencial después de una jornada sobre ellos y si surgiera algún problema consultar la opinión de un médico, podólogo o fisioterapeuta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Síndrome de Sudeck

Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC): el papel del cerebro

Síndrome del pronador