El por qué de un buen apoyo lumbar
El dolor lumbar o como en sus siglas en inglés LBP (Low Back Pain), es un cuadro que hace tirarnos de los pelos a los fisioterapeutas. Con razón, un 80% de las lumbalgias son inespecíficas, esto es, se desconoce la causa que genera la clínica. Es muy poco lo que se conoce de la biomecánica de la columna vertebral lumbar, asociada a la región pélvica y movimiento de los miembros inferiores y su implicación en el dolor musculo-esquelético lumbar.
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Este tema da para varias entradas y seguro que genera mucho debate, pero hoy me gustaría hablar de la mecánica de la compresión a la hora de sentarnos. La compresión, como seguro todos nos figuramos, es un conjunto de fuerzas que son generadas por la gravedad (fuerza vertical), el peso del hemicuerpo superior (cabeza, miembros superiores y cabeza), las fuerzas que generan los músculos que se insertan en la columna lumbar como pueden ser: psoas ilíaco, cuadrado lumbar, multífido, dorsal ancho, interespinosos,... y músculos que se insertan lejos de la la columna lumbar, pero que tienen un gran peso específico en su biomecánica, en este caso me refiero a los músculos abdominales: oblicuo interno, oblicuo externo, trasverso del abdomen y recto anterior del abdomen. Sin duda hablar de este último grupo muscular da para una o más futuras entradas en el blog.
Las direcciones de origen-inserción de cada músculo van a provocar tracciones de las vértebras lumbares. En unos casos esa tracción, será anterior y caudal (psoas-ilíaco), posterior y craneal (erectores de la espalda) o posterior y caudal (cuadrado lumbar). En cualquier caso estas fuerzas tienden a equilibrarse para dar forma a la lordosis característica de la columna lumbar. Estas fuerzas de compresión varían en cada postura sedestación, decúbito supino, bidepestación, marcha,... lo que complica todavía más su estudio.
Ahora supongamos que tenemos uno o varios discos degenerados. Estadísticamente el nivel L5-S1 sufre más frecuentemente de discopatía, seguido de cerca por el nivel L4-L5, puede haber síntomas irradiados a miembros inferiores o no. La lordosis lumbar se considera una curva protectora para el disco intervertebral, así pues, cuando un paciente como el del ejemplo camina, se mantiene de pie o acostado apenas experimentará síntomas o serán mucho menores que los que habitualmente tiene en posición sedente.
En sedestación aumentan los síntomas locales y también los irradiados por una disminución de la lordosis lumbar hacia una cifosis. Por lo tanto, cómo nos sentemos puede cambiar sensiblemente la sintomatología (estoy generalizando para explicar el concepto pero no siempre el disco va a ser el responsable de los síntomas irradiados, ni la curva lordótica de protección será la postura ideal para reducir los síntomas del paciente).
Sentado en una silla con el respaldo a 90º la presión discal es máxima, pues se aplana la curva lumbar. Si a esta postura le añadimos un apoyo lumbar, respectando la curvatura fisiológica, la presión discal disminuye y por lo tanto los síntomas del paciente también. Un respaldo de 110º contribuye a disminuir la presión discal que disminuye todavía más si aplicamos un apoyo lumbar en esta posición.
En cambio, si el apoyo principal de la espalda se encuentra por ejemplo en la región torácica alta, se empuja esta región hacia delante, aumentando la cifosis en la región lumbar, es decir se aplana la lordosis agravando la clínica del paciente.
Por ello es tan importante la ergonomía a la hora de sentarnos, un cojín en la zona lumbar es una buena opción que evita una mala alineación de la columna. Es interesante para la gente que trabaja muchas horas sentado que demande una silla lo más ergonómica posible que respete la alineación normal de la columna vertebral. Por suerte, parece que la concienciación ha producido sus frutos y actualmente hay disponible en el mercado una gran variedad de mobiliario respetuoso con nuestra espalda.
Otro consejo útil es hacer descansos de varios minutos cada 2 horas, ponerse de pie, caminar un rato para que la zona descanse y así evitar la deformación de los tejidos de sostén que permite alineaciones inadecuadas.
Otro consejo útil es hacer descansos de varios minutos cada 2 horas, ponerse de pie, caminar un rato para que la zona descanse y así evitar la deformación de los tejidos de sostén que permite alineaciones inadecuadas.
Gracias por la lectura.
Hermes CR.
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